domingo, 11 de mayo de 2008

Puelto Lico mi Amol


Porque Puerto Rico, PR también es un estado de Estados Unidos, se merece que le escriba esta entrada. Bueno, y porque he pasado allí el puente del 1 de mayo también.Todo comenzó una fría y lluviosa mañana de viernes a las 2 y media de la mañana cuando me levanté para coger el metro y estar a las 4 en el aeropuerto.
10 de la mañana, aterrizaje en San Juan, PR, la maleta que no aparece, JET BLUE la ha dejado en Nueva York y llegará en el próximo vuelo.Camino al hotel (las palmeras de la foto ya no están) en el distrito de Condado, al ladito de la playa, un calor considerable y con las botas para la lluvia (en Nueva York diluviaba por la mañana) puestas. Hay que ir a comprar protección solar, unas chanclas y un bikini por lo menos, que para 3 días que vamos a pasar allí.
2 de la tarde, estamos en la playa pero está nublado y cada vez se pone más negro. Miro al norte, miro al sur ... por todos lados obras, montón de edificios en ruinas y superhoteles, no es nada idílico pero al menos el agua del mar es azul turquesa. El helado de guayaba que venden en la playa está de vicio.
4 de la tarde, empieza a chispear, decidimos ir al Viejo San Juan y bonita sorpresa, encontramos una ciudad de lo más interesante.


Como si fuera tu pueblo en España pero con un poquito de más color: balcones, plantitas, patios, azulejos... 
También había chabolillas.
Como estaba diluviando tuvimos que comprarnos un paragüas y escogimos el más
hortera del lugar, que se note que hemos estado aquí.
Merendamos un arroz con calamares riquísimo en un lugar llamado "La Bombonera".

Sábado por la mañana, tiempo más que malo, alquilamos un coche y nos vamos a la playa de las playas en PR, "Luquillo Beach" y es que (según Carmen, la señora dominicana del rent a car) si vas a PR y no vas a Luquillo es que no has estado en PR.
Siguiendo las instrucciones de Carmen vamos a comer a los kioskos, una especie de cocheras abiertas una detrás de otra con comida local.

Y de ahí a la selva: El Yunque y Mount Briton. Tienen en este parque un montón de senderos perfectamente acondicionados y de todos los niveles y distancias. Nosotros subimos a Mount Briton, paseito de 40 minutos one way.
Nos cayó la del tigre, claro si es que por eso la llaman rain forest, porque hay mucha rain y ese día nos cayó toda encima.

De vuelta paramos y fuimos andando a la cascada de La Mina, a darnos un bañito. Para los samurais también puede estar bien visitar este sitio y meditar con la cabeza debajo del chorro de agua. Fijense ustedes el samuraisan que bien que se lo estaba pasando.
Y de ahí pensamos, ¿por qué no vamos a los Baños de Coamo? Tengo que reconocer que eso fué nostalgia de los onsen japoneses, ay dios, quien pudiera en cada viaje darse un chapuzón en ese agüita ardiendo maloliente de los onsen japoneses como hacía yo en mis tiempos nipones. Así que claro, pensamos que mejor coger las carreteras locales en lugar de la autopista... uff, a quien se le ocurriría, curvas, curvas y más curvas de lo más peligrosas y de noche. Podrían escribir un libro con las carreteras más peligrosas y los barrancos que más yuyu dan del planeta con estas
carreteras. Menos mal que por fín encontramos los baños. Los públicos están detrás del hotel Baños de Coamo, son un par de piscinas de piedra a las que llegan aguas termales con un montón de propiedades que no se ven porque está todo oscuro.
No se veía nada porque estos baños están como abandonados, pero no hacía falta, con las estrellas, el sonido del agua, el vapor subiendo y el olorcillo a azufre era más que suficiente para relajarse de lo lindo. Mucho mejor esto que las discotecas y los bares de la zona del hotel. Había que volver, esta vez por la autopista todo fué muchísimo más fácil y rápido.

Al día siguiente, ¡por fin brillaba el sol!.
Decidimos aprovechar que teníamos coche para ir a desayunar al Viejo San Juan y al final acabamos en "Mallorca" comiendo ensaimada con jamón y queso y otra ración de arroz con calamares (no tan ricos como los de La Bombonera). Tocó sesión de playa intensiva, yo como un salmonete. Cenita en el Viejo San Juan en "Restaurante Corazón", un lugar que apuntaba ser el más cursi del planeta pero que una vez dentro fué un gran descubrimiento. La comida indescriptiblemente buena y el personal muy simpático.

Avión a las 1:45 am del lunes, madrugada de vuelo, tenemos que facturar nuestro bonito paragüas puerto riqueño. 6:00 am: llegada a Nueva York y a trabajar.
FIN

3 comentarios:

aDrIaN dijo...

:O No sabía que en Puerto Rico había onsen. Muy chulas las fotos, la del samurai es un punto xDD Besos!

Rosa dijo...

Pobrecito, ya pasó lo suyo pa la foto cayéndole to el chorro de agua en la cabeza, que dolía un poco.

Rosa dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.