domingo, 25 de mayo de 2008

A geisha´s journey: my life as a Kyoto apprentice

El sábado a la hora del café me fuí a Kiteya en SoHO para asistir a la promoción del libro "A geisha's journey: my life as a Kyoto apprentice" escrito por la geisha Komomo (el nombre artístico) con fotografías de Naoyuki Ogino.

La señora de la derecha es la manager de la tienda, y es un puntazo de señora.Con motivo de esta promoción iba a poder ver algo que ni siquiera en Japón fuí capaz de ver, la actuación de una geisha.

La chica en cuestión nació en Méjico y se crió allí, en China y en Japón y a los 15 años le dió por irse a Kyoto para hacerse geisha.

El fotógrafo sigue a Komomo desde su comienzo como aprendiz hasta que se convierte en geisha inmortalizando los momentos claves de Komomo.

Bailó dos canciones y después estuvo firmando el libro y hablando con la gente. Aquí podeis ver parte de uno de los bailes "京の四季(Kyou no shiki)" o lo que es lo mismo "Las cuatro estaciones de Kyoto", que no de Vivaldi. Bailó la primavera y el verano. Como veréis es algo muy distinto de lo que nosotros estamos acostumbrados a llamar baile pero pensad que los orígenes de la danza japonesa vienen de los campesinos, arraigados a la tierra.


Creo que se nota que es un baile pegado al suelo. A lo mismo es que atascados en los arrozales no podían levantar mucho las piernas (bueno, eso es ya mi teoría). No me quería arrimar mucho fuera a quitarle el blanco.

miércoles, 21 de mayo de 2008

Guns sin Roses


Tarde de lunes, vuelvo de trabajar, bajo del metro en Vernon-Jackson y salgo a la superficie. Cruzo la calle, paso por la tienda de los mejicanos, el deli de los coreanos... la tienda de ropa de trabajo???

Vendían monos para trabajar, pantalones, algunas cosas del ejercito... pero hoy tienen un mercadillo en la calle y, ¿que veo? Granadas de mano y misiles de prueba cargados de arena para pruebas entre otros. Tengo que sacar una foto . Allá que voy e inmortalizo el momento cuando de la tienda sale una abuela asesina que me invita amablemente a dejar de hacer fotos porque no se puede. Y yo me pregunto... ¿no se puede porque está prohibido echar fotos?¿no se puede porque está prohibido vender granadas de mano en la calle cual mercadillo del domingo? Mmmmm me he perdido algo. Me disculpo y me voy con mi foto en la cámara.

Es la primera vez que veo algo así, vivir en Nueva York, uno de los estados más estrictos con la venta y posesión de armas me da un poco de tranquilidad claro que después de ver esto parece que se pone una un poco nerviosilla.

En fin, es lo que tiene tener una constitución de la época del salvaje oeste en la que uno tenía derecho a defender a su familia, y para ello tenía derecho a tener armas. Ya podían dejar a los vaqueros, el sheriff y el más rápido del lugar en los libros de historia. Pero mientras el segundo grupo de presión más grande del país sea el de los amigos del rifle (después de la comunidad judía) me temo que poco va a cambiar.

Yo creo que para defenderme voy a meter un ladrillo en mi bolso a lo Margarita seis dedos que mola más y así me voy integrando con la mentalidad del país.

lunes, 19 de mayo de 2008

Kelly Rudick en vivo en el Blue Note Jazz



El sábado por la noche vi un concierto que me dejó con las patas colgando. Yo quería ir a ver algo de jazz pero claro, cuando buscas un concierto con dos horas de antelación, lo que ocurre es que tus posibilidades se reducen un poquito.
Los precios de los clubs de jazz además erán de entre 30 y 35 dólares más la consumición así que al final acabé en el único concierto al que llegaba a tiempo y que además solo costaba 8 dólares.
El lugar del concierto el "Blue Note Jazz", es uno de los clubs más famosos de Nueva York y como tal me esperaba algo glamuroso pero nada más lejos de la realidad, es como una discoteca de pueblo de los 70 más o menos, con sus espejos en las paredes, asientos de cuero de color azul... aún así tiene su encanto y lo mejor es que tienes a los músicos a dos metros de tí. Tienen también ofi en Tokyo, Nagoya y Milán.
La artista de la pista a la que fuí a ver se llama Kelli Rudick y es una maga de la guitarra, que pocas veces he visto yo algo tan impresionante. Y la banda que la acompaña es genial: chelo, violín, órgano y efectos, percusión, batería y bajo, un tal Jerry por cierto. La canción Digging for worms es genial, se puede escuchar en su página de myspace.
Cuando la chica se pone a tocar la guitarra con sus manos por todos lados menos por donde se colocan normalmente y utilizando la guitarra a la vez como percusión te quedas con la boca abierta pero cuando se ponen todos a tocar a la vez es cuando se te ponen los pelos como escarpias como diría mi amiga Paqui ;)

domingo, 11 de mayo de 2008

Puelto Lico mi Amol


Porque Puerto Rico, PR también es un estado de Estados Unidos, se merece que le escriba esta entrada. Bueno, y porque he pasado allí el puente del 1 de mayo también.Todo comenzó una fría y lluviosa mañana de viernes a las 2 y media de la mañana cuando me levanté para coger el metro y estar a las 4 en el aeropuerto.
10 de la mañana, aterrizaje en San Juan, PR, la maleta que no aparece, JET BLUE la ha dejado en Nueva York y llegará en el próximo vuelo.Camino al hotel (las palmeras de la foto ya no están) en el distrito de Condado, al ladito de la playa, un calor considerable y con las botas para la lluvia (en Nueva York diluviaba por la mañana) puestas. Hay que ir a comprar protección solar, unas chanclas y un bikini por lo menos, que para 3 días que vamos a pasar allí.
2 de la tarde, estamos en la playa pero está nublado y cada vez se pone más negro. Miro al norte, miro al sur ... por todos lados obras, montón de edificios en ruinas y superhoteles, no es nada idílico pero al menos el agua del mar es azul turquesa. El helado de guayaba que venden en la playa está de vicio.
4 de la tarde, empieza a chispear, decidimos ir al Viejo San Juan y bonita sorpresa, encontramos una ciudad de lo más interesante.


Como si fuera tu pueblo en España pero con un poquito de más color: balcones, plantitas, patios, azulejos... 
También había chabolillas.
Como estaba diluviando tuvimos que comprarnos un paragüas y escogimos el más
hortera del lugar, que se note que hemos estado aquí.
Merendamos un arroz con calamares riquísimo en un lugar llamado "La Bombonera".

Sábado por la mañana, tiempo más que malo, alquilamos un coche y nos vamos a la playa de las playas en PR, "Luquillo Beach" y es que (según Carmen, la señora dominicana del rent a car) si vas a PR y no vas a Luquillo es que no has estado en PR.
Siguiendo las instrucciones de Carmen vamos a comer a los kioskos, una especie de cocheras abiertas una detrás de otra con comida local.

Y de ahí a la selva: El Yunque y Mount Briton. Tienen en este parque un montón de senderos perfectamente acondicionados y de todos los niveles y distancias. Nosotros subimos a Mount Briton, paseito de 40 minutos one way.
Nos cayó la del tigre, claro si es que por eso la llaman rain forest, porque hay mucha rain y ese día nos cayó toda encima.

De vuelta paramos y fuimos andando a la cascada de La Mina, a darnos un bañito. Para los samurais también puede estar bien visitar este sitio y meditar con la cabeza debajo del chorro de agua. Fijense ustedes el samuraisan que bien que se lo estaba pasando.
Y de ahí pensamos, ¿por qué no vamos a los Baños de Coamo? Tengo que reconocer que eso fué nostalgia de los onsen japoneses, ay dios, quien pudiera en cada viaje darse un chapuzón en ese agüita ardiendo maloliente de los onsen japoneses como hacía yo en mis tiempos nipones. Así que claro, pensamos que mejor coger las carreteras locales en lugar de la autopista... uff, a quien se le ocurriría, curvas, curvas y más curvas de lo más peligrosas y de noche. Podrían escribir un libro con las carreteras más peligrosas y los barrancos que más yuyu dan del planeta con estas
carreteras. Menos mal que por fín encontramos los baños. Los públicos están detrás del hotel Baños de Coamo, son un par de piscinas de piedra a las que llegan aguas termales con un montón de propiedades que no se ven porque está todo oscuro.
No se veía nada porque estos baños están como abandonados, pero no hacía falta, con las estrellas, el sonido del agua, el vapor subiendo y el olorcillo a azufre era más que suficiente para relajarse de lo lindo. Mucho mejor esto que las discotecas y los bares de la zona del hotel. Había que volver, esta vez por la autopista todo fué muchísimo más fácil y rápido.

Al día siguiente, ¡por fin brillaba el sol!.
Decidimos aprovechar que teníamos coche para ir a desayunar al Viejo San Juan y al final acabamos en "Mallorca" comiendo ensaimada con jamón y queso y otra ración de arroz con calamares (no tan ricos como los de La Bombonera). Tocó sesión de playa intensiva, yo como un salmonete. Cenita en el Viejo San Juan en "Restaurante Corazón", un lugar que apuntaba ser el más cursi del planeta pero que una vez dentro fué un gran descubrimiento. La comida indescriptiblemente buena y el personal muy simpático.

Avión a las 1:45 am del lunes, madrugada de vuelo, tenemos que facturar nuestro bonito paragüas puerto riqueño. 6:00 am: llegada a Nueva York y a trabajar.
FIN