26 de junio, 8 de la mañana en Astoria, me levanto y enciendo el ordenador, abro mi correo y, ¿que me encuentro?: un correo de mi hermana diciéndome que Michael Jackson se ha muerto. Me voy a elpais.com y toda la portada está cubierta con noticias relacionadas con el evento.
Después de un paseo por la quinta me bajo en metro al SOHO y por la calle, detrás de mí camina un hombre de color con un loro enorme y la música de Michael Jackson en un especial de radio a todo gas, tal que así:
Es como se vive la muerte del rey del pop en Nueva York, así y con miles de especiales en la tele y por supuesto un tributo el martes 30 en el Apollo Theater.
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